La política asociada al sistema que proponemos desde Llamamiento Neurona es bastante compleja y tediosa de explicar. Realmente, nuestra voluntad es un mundo donde no se requiera una política, sino una organización social. La diferencia radica en que en una política se imponen las reglas, en un sistema organizativo tendríamos un funcionamiento espontáneo. Algo así como el cerebro humano, que no está centralizado, pero que se mueve de forma conjunta, bajo unas directrices comunes.
Sin embargo, hasta entonces, necesitamos ir buscando una serie de fases intermedias:
Fase 1: Comunismo
La primera barrera a alcanzar sería lago de estilo comunista, una pequeña agrupación de gente, asilada de la sociedad (físicamente, al menos, con algunos trabajando como nexos mediante Internet), que explorase en conjunto las posibilidades del sistema, que sentase las bases del futuro.
A nivel funcional se trataría de una comuna clásica, basada en el mínimo consumo y la mínima producción, buscando maximizar el tiempo para relacionarse y debatir: una comuna filosófica. Obviamente, se gestaría en ausencia total de dinero, propiedad, e incluso privacidad (el tiempo de "ocio" debería ser tiempo común, de debate entre todos, con pocas excepciones).
Este sistema, sin embargo, solo deberíamos plantearlo para muy poca gente. A más nivel, necesitaríamos una organización mucho más estructurada, que nos ofreciese un mayor control.