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El mundo se empeña en esconder la verdad. ¿Cuántas veces hemos visto a los grandes sabios (de la ficción) hablar con palabras rimbombantes y complejas, con enigmas y acertijos, tan solo para transmitir una supuesta verdad mucho más simple?
Me pregunto yo: ¿acaso es la verdad más verdad por ser más difícil de obtenerse? ¿Acaso sirve para dar veracidad y autoridad a la simple mentira? ¿Acaso se emplea para mantener y justificar la superioridad de los "sabios"? ¿Acaso sirve para ganar tiempo y no mostrarse ignorante, en realidad?
Debemos hacer un esfuerzo en hablar claramente, sin artificios ni poesías. Porque somos seres de ideas, y debemos transmitirlas correctamente, en su forma pura, con eficiencia. Porque precisamente cuando habla un sabio, es para enseñar, y la mejor manera de enseñar es explicar y aclarar, no crear más enigmas inútiles.
Ésta es la cultura de la pregunta, de los hijos de la religión, de aquéllos que creaban preguntas innecesarias y redundantes, sin dar nunca la respuesta. No se confundan, eso NO es la filosofía. La filosofía es el ser más sabio, es el arte de preguntar lo necesario y responderlo con verdad, de conocer el mundo y a uno mismo como parte de éste. El arte de encontrar las preguntas y responderlas, no de crearlas.
Seamos sabios, hablemos claro.