Se trata de una manera de protegernos de la verdad, de evitar que nos aburramos, sin nada que hacer, y nos de por pensar. Una artimaña de la miedosa sociedad.
Una manera de crear un mundo aparentemente vivo, que se dirija inexorablemente a su destrucción, a su fin.
El capital que nos salvará, que nos permitirá avanzar, que dirigirá el mundo, el único capital real son las ideas, artificiales por separado y tan antiguas como el mundo en su origen.
Y el único comercio, la educación.
Y el único comercio, la educación.
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