Es el problema de cualquier sistema fundamentado en la irracionalidad: ser optimista o ser pesimista implica, siempre, anteponer un sentimiento, una idea, a la realidad. La cuestión es ser, ante todo, realista:
Anteponed la realidad a vuestras emociones.
O, dicho de otra forma:
Educad a vuestras emociones en la realidad.
Controlad tus emociones y seréis libres
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