Para derribar la mayoría de los errores de la sociedad actual existe un argumento casi definitivo: el argumento de demostración implícita por simplicidad.
NOTA: Gracias a discusiones externas, me han comentado que el argumento que expongo aquí es conocido bajo el nombre de "Navaja de Ockham" o principio de parsimonia. Por lo demás, lo que he expuesto no cambia en ningún punto. Únicamente mencionar que, a pesar de existir una pequeña discusión acerca de este principio, en este caso no se aplica. La polémica radica en el método para medir la simplicidad, pero ya que los dos principales son en función del número de axiomas y del número de entes mencionados, el primero se vuelve prácticamente inaplicable y el segundo se inclina claramente por la inexistencia de Dios.
En realidad, este es un argumento ampliamente empleado en ciencia. La idea es muy siencilla: siempre que tengamos dos teorías que expliquen un mismo fenómeno, se tomará por verdadera la más simple. Esto no significa que sea necesariamente la opción correcta, sino que es la más probable.
La justificación también es sencilla: la más simple será la más probable ya que podríamos crear infinitas opciones complejas, pero solo unas pocas sencillas.
Pongamos un ejemplo clásico. Podemos explicar el mundo mediante la ciencia, o mediante dios. Aparentemente, Dios es más simple, pero con pensar un poco nos daremos cuenta de que, incluyendo a dios en la ecuación, no solo tendremos que explicar el origen del mundo, sino también el origen del propio dios. La teoría divina es posible, pero complica las cosas. Así que, hasta que se falsacione la teoría física, optaremos por esta.
Otro ejemplo clásico: la forma del planeta Tierra. Si consideramos el mundo como una forma plana, debemos explicar dónde acaba, de qué manera, sobre qué se sustenta, el origen y materia de aquello sobre lo que se sustenta, etc. Sería posible explicarlo, podríamos crear, a cada pregunta, una nueva respuesta que nos permitiese sostener esta teoría. Sin embargo, tomamos como correcta la teoría que parte de una tierra esférica, ya que está explica más fácilmente nuestras observaciones. Ya que es más simple.
Esta teoría también se puede aplicar, por ejemplo, a los sentimientos. Al incluir un ente completamente desconocido, sin ser este necesario para explicar el mundo, complicamos una vez más la teoría global. Pudiendo explicar el mundo solo con la razón, ¿de que nos sirve inventarnos infinitas posibilidades más complejas? Démonos cuenta de que también podríamos explicar el comportamiento humano a través de unicornios rosas invisibles e inmateriales, teoría completamente imposible de contradecir, y que sin embargo es probablemente falsa.
Las consecuencias de este tipo de argumento son inmediatas y muy fuertes, a la hora de destruir a la sociedad actual y a sus falsedades.
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