En estos instantes, el mundo se mueve por inercia en su mayor parte. Se trata de una de las fuerzas más poderosas existentes, y perfectamente extrapolable del campo físico al filosófico.
¿A qué se debe esto? La razón de la racionalidad del concepto de inercia es simple. Nos basamos en el hecho de que la búsqueda humana está incompleta.
¿Buscamos algo realmente? Hemos desvirtuado y comprendido como falsos los "sentimientos". Esto es filosóficamente positivo, pero resulta en la destrucción de conceptos clásicos que nos invitaban a seguir viviendo. Antes, podíamos contestar a la pregunta sobre la razón de la existencia con un simple "porque sí". Podíamos emplear los sentimientos como la propia explicación de la existencia, de la vida, sin embargo ahora ya no será posible. Entonces, ¿por qué vivimos? ¿Qué buscamos?
En realidad, nada. Simple y llanamente, la razón no puede decirnos, aun, si tiene algún sentido el vivir frente al morir. Si consideramos la verdad, es obvio que tenemos caminos hacia la verdad, o hacia la razón. Sin embargo, ¿qué nos invita a tender hacia la razón? En concreto se trata de una cuestión de probabilística.
A día de hoy, no hay nada que nos empuje a continuar. Pero existe tiempo infinito, e infinitas posibilidades de hallar una razón, si existiese. No sabemos si hay una razón que nos invite a continuar, pero sabemos que no hay ninguna que nos invitase a morir. Si somos razón, una vez morimos nos da exactamente igual lo que suceda, ya que morimos en razón. Esto supone que, al no haber "nada" esperándonos ningún "más allá", realmente siempre estaremos a tiempo de morir. Ante la duda de si en un futuro pudiéramos obtener una razón para vivir, consideramos adecuada la opción menos "destructiva" para este futuro.
Esto solo nos habla de que es "mejor" vivir, no de qué manera es mejor. Como hemos colocado el objetivo de la vida en obtener un objetivo para la vida, valga la redundancia, deberemos "buscar" este objetivo. Aquí es donde entra la inercia.
Sabemos que podemos regresar a estadios menores de conocimiento. En estos estadios nunca hemos encontrado una razón, al menos no una justificable por la razón. por tanto, aplicamos la inercia, y ya que venimos de estadios menores de conocimiento, donde no se halla esa razón, o no es probable, buscaremos en los estadios mayores.
Esta es la razón de vivir, y de vivir de acuerdo a la razón: únicamente encontrar la propia razón, si existiese.
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