21/7/12

(In)Cultura

Cada vez que contamos un cuento a un niño, que vemos la televisión con nuestros hijos, o que vamos al cine a ver una película con ellos, les estamos robando un poco de libertad.

El hombre nunca es libre realmente, siempre se basa en lo aprendido o en sus genes para decidir y comprender. Sin embargo, un exceso de aprendizaje, como el que produce la "cultura" actual, no nos da más herramientas sobre las que aprender (como hace la ciencia), sino muchas veces nos da la respuesta y nos invita a aceptarla sin cuestión.

Cuando un niño es influenciado de esta manera se acostumbra, más que a buscar sus propias respuestas sobre unos cimientos sólidos, a asumir que alguien ya habrá pensado en eso, que alguien ya tendrá la respuesta. Se le impide, así, la libertad de aprender, y le obligamos a sufrir nuestros errores.

Si sabemos que nuestro edificio se derrumba, ¿por qué se lo imponemos a aquellos que podrían construir uno nuevo sobre unos cimientos más duraderos?